Poster promocional
de la visita a Venezuela
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ALEXIS
CORREIA
Maracaibo - Fotos DAVID MARIS
Una temperatura de 35 grados centígrados a la sombra, pronósticos
de lluvia y muchísimos mosquitos no pudieron ablandar la perseverancia
de las espectadoras zulianas |
Un
cielo tupido de uniformes nubes grises, que funcionó como un invernadero
que amplificó aún más el asfixiante calor zuliano, se apoderó de Maracaibo,
ciudad que ayer en la noche hospedó la primera presentación en Venezuela
en la historia del quinteto juvenil norteamericano Backstreet Boys.
En las afueras del estadio de beisbol Luis Aparicio, escenario del
espectáculo, miles de fanáticos (mayoritariamente muchachas) aguardaban
su turno para ingresar, mientras papeles, gorras y cualquier otro
objeto que sirviera de abánico formaban, con su movimiento oscilatorio
colectivo, una imagen visual similar a la de una gigantesca obra de
arte cinético.
Una temperatura de 35 grados centígrados a la sombra, pronósticos
de lluvia y muchísimos mosquitos no pudieron ablandar la perseverancia
de las espectadoras zulianas, algunas armadas con ventiladores de
miniatura. Al mediodía, la presencia de las cámaras del programa De
Boca en Boca de RCTV, así como de algunos artistas del canal como
Daniela Alvarado, Mirela Mendoza, Carlos Arreaza, Alfonso Medina y
Nacho Huett, sirvió para que las seguidoras del quinteto de Orlando
comenzaran a calentar sus gargantas con los quejidos que luego se
desbordarían en la noche. La llegada de Nick, Brian, Kevin, Howie
D. y A.J. al estadio estaba pautada para alrededor de las 4:00 pm,
unas cuatro horas antes del concierto.
La maracucha Carmery çlvarez, estudiante de Arquitectura de 19 años,
mostraba las 10 uñas de sus manos pintadas alternadamente de colores
azul y negro, como homenaje a la gira Black & Blue de los Backstreet
Boys. "Desde el domingo estoy haciendo campamento aquí junto con unas
30 amigas. Mi disco favorito es Millennium y mi favorito del grupo
es Kevin", contó la habitante del barrio de San Francisco, quien también
lucía mechas azules en su cabellera negra. Su madre, Mery de çlvarez,
ha servido como una especie de alcahueta que le trae comida de la
casa, aunque la muchacha todavía no había desayunado ayer a la 1:00
pm. "Desde hace cinco años ella está loca por los Backstreet Boys",
relató la señora entre risas.
Yulimar y Carin, dos quinceañeras que estudian bachillerato, mención
secretariado, estaban en el lugar desde las 4:00 am, con franelas
de marca Ovejtita en las que habían pegado fotografías de los Backstreet
Boys y pintado con témpera los nombres de sus ídolos. "Nosotras tenemos
nuestro club privado de fans: somos las dos únicas integrantes", relataron
las adolescentes de Brisas del Sur. Para comprar las entradas VIP,
de 96.000 bolívares cada una, debieron ponerse a vender oro laminado
y pedir dinero prestado a sus familares. "Todavía le debo 100.000
bolívares a mi mamá", contó Yulimar.
En las entrañas
La tarima para el espectáculo de los Backstreet Boys se ubicó encima
del que habitualmente es el diamante del terreno del campo de beisbol.
El personal de aproximadamente 150 personas que acompaña a los muchachos
de Orlando instaló ayer una especie de pequeña empresa en las entrañas
del estadio Luis Aparicio, que incluía una oficina de contaduría y
una sala con unos 44 monitores de televisión para supervisar el show.
El camerino donde luego se hospedarían Nick, Brian, Kevin, Howie D,
y A.J. olvidó por un momento los utensilios propios de los peloteros
para convertirse en un vergel lleno de flores, frutas, plantas y muchos
objetos de artesanía indígena de la región, como cortinas con cuentas
de madera.
Los jefes norteamericanos encargados de la seguridad y el aparataje
técnico del espectáculo responden casi todos a un mismo patrón. Parecen
peloteros retirados o viejos cantantes de rock pesado: casi todos
miden unos 2 metros de estatura, pesan cerca de 200 kilos y llevan
largas melanas atadas en colas de caballo. Tenían pegados en las paredes
cientos de papeles con todos los teléfonos de los responsables de
cada parte del show, así como un riguroso cronograma de lo que ocurriría
en la jornada: a las 12:00 del mediodía, apertura de puertas del estadio;
a las 6:00 pm, llegada de un DJ en la tarima; a las 7:00 y 7:20 pm,
las presentaciones de Pollyanna y Krystal, las teloneras que traen
los chicos de Orlando para el concierto; y de 8:00 a 10:00 pm, la
incontrolable explosión de adrenalina teñida de azul y negro.
ElNacional.com
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